Una fosa séptica es el instrumento con el que se realiza el tratamiento de las aguas residuales, apropiado para zonas rurales y casas apartadas de núcleos urbanos, es decir, lugares en los que no existe un sistema de red de alcantarillado o de aguas municipales, como sucede en casas rurales o chalets adosados.
Es fundamental llevar a cabo un correcto mantenimiento de las fosas sépticas para que puedan cumplir su función de evitar problemas en las instalaciones de desagües de la vivienda, como atascos, por ejemplo, y para que se mantengan en óptimas condiciones durante la duración de su vida útil.
Lo más recomendable es comprobar al menos una vez al año el estado de la fosa. Para ello, tendremos que fijarnos en que el nivel de sólidos que se han ido acumulando en el tanque sea el adecuado, es decir, entre el 25 y el 33% de su capacidad total, que es el momento en el que los profesionales de mantenimiento de fosas sépticas sugieren vaciar el vaciar el tanque o depósito de la fosa.
Cada vez que realices una inspección del sistema de saneamiento de las aguas residuales que tengas instalado en tu vivienda, te recomendamos que tomes nota de las condiciones en las que lo has encontrado, ya que es la mejor manera para poder llevar un control riguroso del funcionamiento de tu fosa séptica.
Según la regla general, lo más habitual es tener que bombear el depósito de la instalación aproximadamente una vez cada tres años para así eliminar los sólidos que se han ido acumulando durante ese periodo de tiempo. No obstante, como ya te hemos dicho, es necesario realizar inspecciones más a menudo. Además, recuerda que sólo deberás vaciar el 80% del contenido del depósito.
En ciertas épocas del año, en especial los meses de mayor incidencia por lluvias, es conveniente no pasarse utilizando lavavajillas y/o lavadoras, ya que pueden sobrecargar de agua la fosa. Por otro lado, si la fosa se encuentra ubicada en el jardín, se recomienda omitir el riego de esa zona durante los meses de frío.
Como señalan desde Sustraiakgrupo.com, muchos de los problemas más comunes que tienen su origen en las fosas sépticas podrían evitarse prestando atención a los malos olores en desagües de cocina y cuartos de baño, lentitud en los sumideros o ligeros embozos y jardines encharcados.
A la hora de acercarte a tu fosa séptica, es mejor que tengas en cuenta ciertas recomendaciones que te ayudarán a evitar disgustos que podrían llegar a ser de gravedad.
Respirarlos equivale a correr el riesgo de sufrir desvanecimientos o mareos, así que abre lentamente las tapas de expulsión de los gases.
Siempre se aconseja verter un poco de agua limpia antes de empezar a limpiar y vaciar la fosa.
El gas metano que se produce es altamente inflamable y la menor chispa puede acabar en un accidente grave, como una explosión.
Para absorber la capa de locos, la manguera deberá estar en el interior de la fosa séptica, pero nunca deberá tocar el fondo. Además, recuerda que los lodos de fondo de la fosa no se absorben. Y, por supuesto, la manguera se tiene que poner en la salida de las aguas, nunca en ningún otro sitio.
Cuando retires los residuos, vierte agua limpia para facilitar que el funcionamiento siga en marcha.
Hay muchos productos químicos que están presentes el cloro y los pesticidas, por ejemplo, que perjudican el ecosistema bacteriano del interior de la fosa séptica, haciendo que la descomposición de desechos se paralice y la fosa deje de trabajar a niveles óptimos. Los aceites también incrementan el nivel de la fosa por el mismo motivo y, por supuesto, deberás tener especial cuidado con las toallitas húmedas, si las gastas, y no desecharlas por el retrete, ya que sólo servirá para acarrear problemas serios y desagradables en la fosa.