A la hora de pintar un mueble por primera vez nos asalta la duda a la hora de elegir entre dos tipos de pintura: las pinturas al agua o las pinturas al aceite. ¿Cuál es la correcta? Veamos una serie de consejos para salir de dudas.

La pintura de base de agua es muy conocida por su fácil uso, su rapidez de secado y por la ausencia de olores. Por el contrario la pintura de base de aceite tiene reputación de un acabado impecable y una gran resistencia a golpes y ralladuras.

En cuanto a compuestos tóxicos, poco a poco todas las firmas fabricantes de pintura han ido extrayendo estos compuestos de sus productos. Actualmente ambos tipos de pintura incluyen muy pocos de estos compuestos, aunque la pintura de base al agua es aún más “limpia” que la de aceite.

Sabiendo los puntos fuertes de estos dos tipos de pintura como ya sabemos, lo importante ahora es saber qué tipo de acabado es el mejor a la hora de pintar un mueble. ¿Mate, brillante o satinado? Esa es la duda que intentaremos resolver ahora.

Cada acabado tiene sus especificaciones. Los acabados mate cubren muy bien las superficies, enmascarando muy bien cualquier imperfección, por pequeña que sea. Este tipo de acabados son ideales para ambientes relajados, habitaciones, por ejemplo. Igualmente son perfectos para estilos de decoración Zen y orientales.

Los acabados brillantes reflejan la luz que reciben, por lo que son apropiados para habitaciones en las que queramos amplificar la luz. Los muebles pintados con este tipo de pintura ayudarán a aumentar la sensación de grandeza. Un buen consejo con este tipo de acabado es combinarlo con una pintura mate o satinada en las paredes. La combinación es exquisita.

Y terminaremos hablando del tercer acabado que nos resta, el acabado satinado. Éste reúne un poco de las condiciones de los dos anteriores, además de ser más resistente y más lavable que los anteriores. Este tipo de pintura la considero mejor para lugares de paso como la entrada del hogar o el pasillo.